Barahona es una de las 31 provincias de la República Dominicana situada al suroeste del país; forma parte de la Región de Enriquillo, junto a las provincias de Bahoruco, Independencia y Pedernales.
Limita al noroeste con la provincia Bahoruco, al noreste con Azua, sureste con Barahona, al oeste con Independencia, al sur y suroeste con Pedernales y al este tiene el Mar Caribe. La capital provincial es la ciudad de Santa Cruz de Barahona.
Antes del descubrimiento y la colonización por los españoles, la isla de Española estaba dividida en cinco cacicazgos, a uno de los cuales, Jaragua, que gobernaba Bohechío, pertenecía la demarcación donde se ubica Barahona.
En torno al origen del nombre de Barahona se han formulado conjeturas e hipótesis improbadas. Algunos apuntan que proviene de Vara y Ona y otras de Bahía Honda. El primer término, según se dice, era empleado por los españoles para medir especies y el segundo para referirse a la Bahía de Neyba, donde está situada la población.
Barahona es un apellido español, (Barahona es un apellido árabe de acuerdo al libro escrito por Matias Ramirez Suero en el año 1983), y así se comprueba en Historia del desarrollo de Barahona. Los españoles se esparcieron por todo el territorio y designaron objetos y lugares con nombres de ellos. Francisco de Barahona, Gabriel Barahona, Luis de Barahona y Juan de Barahona llegaron en el primer y segundo viajes del Almirante Cristóbal Colón.
La obra de referencia sostiene que Barahona es un apellido que encontramos en españoles que llegaron a la isla tras su descubrimiento en 1492. Un nitaíno de descendencia española fue Juan Barahona, colono aliado de los rebeldes de Francisco de Roldán, quienes se sublevaron en el cacicazgo de Jaragua, que abarcaba el espacio físico en el que hoy se sitúan la provincia de Barahona, y gran parte de la región Suroeste (1)
La rebelión de Roldán, primera alteración social en el Nuevo Mundo, comenzó en mayo de 1496, y concluyó en noviembre de 1498, lapso en el cual españoles, esclavos e indios desafiaron el absolutismo y la explotación del Imperio Español, que sufrió una derrota.
Veintiún años después, la región fue escenario de otro alzamiento, el del Cacique Enriquillo, en 1519, quien desde las montañas del Bahoruco lanzó el primer grito de libertad en América. Junto a un numeroso grupo de indígenas combatió a los españoles hasta 1533, año en que suscribió la paz con el gobierno español, a través del capitán general Francisco Barrionuevo. Así, ese imperio padeció su segunda derrota en la isla.
Luego la región fue teatro de acciones de negros esclavos traídos de África –que también desafiaron la ignominia de los españoles- y de piratas, quienes asaltaban a los navegantes del Mar Caribe y cometían otras fechorías.
Con el transcurrir histórico, se fue formando un cuadro que en 1795 se caracterizaba por la frondosidad de los árboles, los cuales se constituían en atracción para buscadores de leña, primero y productores de madera, después. En 1801, las tropas revolucionarias del general haitiano Toussaint Louverture penetraron, en la lucha contra los franceses, por el Sur y el Norte de la parte oriental de la isla e improvisaron chozas en sitios estratégicos. Un año después, 1802, Louverture impartió órdenes para la fundación oficial de Barahona, pasando a ser dependencia de Azua.
La estadía del general haitiano fue breve y, a partir de entonces, la villa adquirió categoría social y pasó por un proceso de progreso muy paulatino, que se aceleró a finales de siglo XIX y a principios de siglo XX.